Sunday, July 12, 2020

Revisión del libro: "Érase una vez en Ovnilandia"

Tomo I: "La gran invasión marciana" (2017)

Este libro está escrito por el chileno Sergio Sánchez, abogado y profesor. El libro trata básicamente del desarrollo de las teorías discutidas en Francia en los primeros años de la ufología de dicho país, centrándose principalmente en las décadas de los 50, 60, 70. Es también una especie de historia de la vieja ufología francesa y de sus principales protagonistas.

Es un libro entretenido, y de lectura amena y rápida. Se trata de una obra contundente y profunda, pero que más allá de presentar casos ufológicos (aunque presenta algunos casos escogidos), se centra en el análisis de algunas teorías ufológicas, y de sus fortalezas y debilidades, enfocándose también en los ambientes intelectuales en los cuales se gestaron tales teorías.


No se puede negar que es un libro bien escrito, el que, lo admito con cierta vergüenza, utiliza palabras para las cuales uno debe o bien acudir al diccionario, o bien utilizar la vieja costumbre de intuir a que se refiere el autor con algún termino desconocido, en el contexto general.


Es un manuscrito al cual el lector puede considerar como un libro de consulta, pues dado cierto autor o investigador de la ufología francesa sobre el cual uno tenga dudas, es posible visitar este libro y revisar cual es el enfoque ideológico o las teorías de dicho investigador. De esta forma, el libro analiza con bastante profundidad a reconocidos ufólogos como Aimé Michel, Jacques Vallée y Pierre Guérin, pero también revisa (con cierta  profundidad) a otros intelectuales "menos conocidos" (para los blasfemos de la historia como yo), tales como René Hardy, René Foueré, Michel Carrouges, Lionel Chassin, Robert Charroux, entre otros.

También se analizan a autores cercanos a la ufología Francesa, como por ejemplo el español Antonio Ribera, o bien a autores que si bien franceses, no eran estrictamente ufólogos, ni partidarios de la hipótesis extraterrestre ufológica. Tal el es caso de Louis Pauwels y Jacques Bergier, autores del conocido libro "El retorno de los Brujos". ("Le matin des magiciens"). Como explica el autor, estos hombres fueron los promotores de una forma de pensamiento llamado "realismo fantástico", el cual pretendía unificar la existencia de fenómenos paranormales y fantásticos del pasado y del presente, con el conocimiento científico moderno. Un movimiento de carácter intelectual, sin duda.  Ambos lanzaron la revista de realismo fantástico "Planete", la cual con los años daría también cabida al ufólogo Aimé Michel.

Análisis (y crítica) de las ideas presentadas.

Dentro de la muchas ideas interesantes presentadas en el libro,  me gustaría aquí escoger las que se relacionan, desde el punto de vista teórico, con la hipótesis extraterrestre.

Una idea interesante, y a mi juicio correcta, presentada por el autor es que los fenómenos "forteanos" estarían desconectados de la hipótesis extraterrestre ufológica. Los fenóménos forteanos (de Charles Fort), entrañan una componente paranormal y desafiante a las leyes de la naturaleza. En contraposición, la idea de extraterrestres tecnológicamente avanzados viajando por el espacio y visitando la tierra no parece tener, en principio, una componente paranormal o anti-natural. No obstante, aclara y enfatiza el autor, que a medida que los casos OVNI se volvían extraños y complejos, los platillos volantes volvían a "la galería de los condenados" (es decir se volvían nuevamente en un fenómeno forteano).


Esta es una idea crucial que parece rondar dentro de la cabeza del autor, quien rechaza la hipótesis extraterrestre clásica, pues consideraría que en definitiva los casos OVNI son tan extraños, que la hipótesis extraterrestre se queda corta. Es así como en algunas páginas del libro podemos leer frases como que "el viejo platillo volante ha muerto", o "los Roswellianos impenitentes", o que la ufología  fue "asolada" por Stanton Friedman (conocido y vocal investigador del caso Roswell), o pequeñas alusiones similares al ufólogo francés Gildas Bourdais (investigador de tintes bastantes conspiracionistas, a juicio de Sánchez).


Aquí una critica importante para el autor es que parece abusar del sentido de la palabra "asolar", asignándosela a Stanton Friedman casi sin dar ninguna explicación del por qué. Curiosamente, el gran enemigo de Friedman, el archi-escéptico Philip Klass, es mencionado en el libro de una manera bastante más benigna, pero olvidando que el concepto de "asolar la ufología" le calzó mucho mejor a Klass, quien se dedicó muchos años de su vida, incansablemente, a acosar y dañar la reputación y la vidas personales y laborales de múltiples testigos de OVNIs, asolando, esta en vez en serio, la ufología, y este es un hecho que un historiador imparcial de la ufología debiera aclarar siempre.


Asociado al rechazo que siente el autor por las teorías "roswellianas" y por la ufología de platillos voladores estrellados, es que se menciona  como el investigador francés Carrouges desconfía de los rumores esparcidos por Frank Scully (alrededor del año 1950) sobre un platillo volador estrellado. Esto reafirma quizá el embelesamiento del autor por la ufología antigua francesa y por sus antiguos autores. Y quizá ese es el punto débil del autor, el cariño nostálgico de la ufología antigua y su épica historia. Esta añoranza de lo que huele a antiguo o de lo que lo maravilló durante su niñez o juventud, podría estar evitando que el autor se entere (y rechace de antemano) nuevos desarrollos de la ufología.


(Y es que los "rumores" esparcidos por Frank Scully en 1950, se han ido alejando del concepto de fraude, para convertirse en un caso bastante maduro que efectivamente habría ocurrido en el pueblo de Aztek, en Nuevo México, en marzo de 1948. Al respecto, la "ufología clásica" siempre nos ha enseñado que Frank Scully fue poco menos que timado por un estafador llamado Silas Newton que se inventó toda la historia de un platillo volador estrellado. No obstante, en la ufología actualizada, el  investigador estadounidense Scott Ramsey (en su libro The Aztek UFO Incident, del 2016) ha investigado  el caso y la vida de Silas Newton, concluyendo que el personaje distaba muchísimo de ser un estafador y encuentra varios testigos del caso Aztek, el cual por sus características, parece ser un caso en realidad mucho más impactante que el caso de Roswell. En este punto me cabría suponer que Sánchez probablemente opina que Scott Ramsey es otro "asolador" más de la ufología, y que los testigos simplemente mintieron, para variar).


Volviendo al tema de la extrañeza de los casos OVNI, enfatizada por el autor en el sentido de que permitiría descartar la noción de visitantes extraterrestres, se menciona el conocido incidente Kelly-Hopkinsville, extraño caso en que la familia de los Sutton, habitantes de una casa y granja rural, se enfrascan en un ataque, a escopetazos, contra unos seres extraños que estarían relacionados con el avistamiento de un OVNI ocurrido previamente a la balacera. Los seres finalmente se retiran, sin responder al ataque. De acuerdo a lo que nos describe Sánchez, el ufólogo francés Aimé Michel, fue capaz de entender que el nivel de absurdo del caso Hopkinsville no puede corresponderse con una visita extraterrestre propiamente tal.


(En términos muy simples, la conclusión de Aime Michel (o de Sergio Sánchez) sería aceptable si es que los seres humanos fuésemos capaces de evitar, nosotros mismos, incurrir en situaciones absurdas, ridículas o estúpidas. Pero lo cierto que es la estupidez y reacciones absurdas son inherentes a la humanidad, ocurren con cierta frecuencia, y realmente no podemos esperar que en la hipotética interacción de humanos con seres extraterrestres, no puedan ocurrir, en principio, situaciones absurdas de mayor calibre que las que ocurren en las relaciones entre humanos. A pesar de la validez del simple argumento anterior, la idea de lo complejo y absurdo de los casos de avistamientos de seres relacionados a los OVNI,  se merece un análisis un poco más profundo, lo cual se puede leer más adelante en esta revisión.)


Dentro de una veta de corte escéptico, el autor propone la idea de que los entusiastas de la ufología cuentan a científicos como Joseph Allen Hynek o James McDonald como partidarios de la realidad de los OVNIs, ante lo cual Sánchez contrapone a dos científicos escépticos del fenómeno OVNI: Donald Menzel y Carl Sagan. El objetivo de hacer esta comparación es inducir la generalidad de que hay una cantidad aproximadamente equivalente de ufólogos científicos tanto en el bando de los escépticos como en el de los creyentes. No obstante, la comparación es forzada y demuestra en si misma la debilidad del argumento. Ambos personajes, Sagan y Menzel son representantes del oficialismo, por lo cual es esperable su escepticismo,  conservadurismo o de plano negacionismo. Menzel, fue un conocido astrófísico  y astrónomo de la universidad de Harvard, que trabajó durante la segunda guerra mundial para la inteligencia de la marina de los EEUU en labores de criptografía, sirviendo al gobierno norteamericano durante prácticamente toda su vida, y, por su parte, Sagan, quien no necesita presentaciones, siempre quiso mantener una postura respetable frente a la comunidad científica y el público general; siendo el aspecto más flaco de Sagan el que, cómo ufólogo, a duras penas califica como tal, para quienes honestamente entendemos lo que es dedicar muchos años de la vida a estudiar el fenómeno. Fuera de lo discutible del ejemplo, mi visión es que la mayoría los científicos que se han dedicado varios años de su vida a estudiar el asunto de los OVNI, consideran que el fenómeno OVNI es real y enigmático, contra una buena cantidad de escépticos que o bien son científicos, o bien son ufólogos, pero raramente ambas cosas a la vez.


Hay en el libro un interesante capítulo referido a la "astro-arqueología" o "paleo-astronáutica", promovido en Francia por Robert Charroux, incluso antes que Erich Von Daniken. A este respecto,  menciona el autor (correctamente a mi juicio) que si bien la teoría de que antiguos astronautas extraterrestres visitaron nuestro planeta en un pasado remoto, y que por tanto podrían ser también nuestros padres cósmicos, es una teoría no soportada por la evidencia o arqueología, es no obstante una idea compatible con la ciencia, y mejor aun, reñida con el pensamiento religioso y mágico. Allí aclara que luego de investigar el origen de las ideas de la paleo-astronáutica, el autor ha llegado a la conclusión de que la teoría de los astronautas extraterrestres de la antigüedad proviene inicialmente del país de la Unión Soviética, lo cual sería a su vez compatible con el enfoque cientificista y ateo de de los rusos. No obstante, a mi juicio personal, en lo que respecta a la hipótesis extraterrestre de ufología moderna, la teoría de los paleo-astronautas no presenta mayor gravitación, excepto quizá en el caso hipotético de que los actuales visitantes extraterrestres, hayan venido también en la antigüedad, para lo cual no existe evidencia, al menos en lo que respecta al conocimiento público de la sociedad civil.


La parte fuerte del libro desde el punto de vista de las ideas corresponde al análisis del legado conceptual de Jacques Vallée y de Piere Guerin. En el caso de Jacques Vallee el autor parece tener una cierta dosis de admiración por las ideas propuestas por este conocido ufólogo Francés. Acepta sin grandes inconvenientes las supuestas debilidades de la hipótesis extraterrestre planteadas por Vallée, así como las suspicacias de Vallée respecto de una posible manipulación de la creencia de la gente por parte  de alguna organización humana, además del famoso el "sistema de control" y las explicaciones para-ufológicas, y otros elementos confusos propuestos por Vallée.


También se nota en el libro el respeto que tiene Sánchez por la figura de Pierre Guérin. Pero dado que Guérin es proponente de la hipótesis extraterrestre, Sanchez desliza pequeñas criticas hacia Guérin, y no pierde la oportunidad de contrariar la hipótesis extraterrestre, interpretando algunos párrafos mencionados por Guerin, con la intención de extraer la conclusión de que, en estricto rigor, Guérin no era un partidario puro de la hipótesis extraterrestre clásica (al igual que Aimé Michel), sino que aceptaba hasta cierto punto la extrañeza, o la manipulación mental que ejercerían estos visitantes, los cuales por lo tanto (según Sanchez) no podrían ser los típicos extraterrestres tripulantes de naves tecnológicas. Según esto, concluye Sánchez, es que la hipótesis extraterrestre de Guerin sería prácticamente indistinguible de la para-ufología. Revisando y releyendo los párrafos que Sánchez cita de Guérin, me parece injustificado la conclusión de Sanchez. Sinceramente no da para tanto.


Concluye Sánchez:


"Y es que la HET a lo Guérin, de “segundo grado”, es incompatible con la temática de extraterrestres siniestrados y guardados en súper neveras, o con la fiebre roswelliana que prácticamente ha copado la ufología mediática en los últimos treinta años."


Después de leer esta frase, en la que se apela al ridículo utilizando el concepto de "súper nevera", uno se queda pensando en que Sánchez ha detenido a su antojo la historia de la ufología en los años 80, como si nada se hubiera averiguado después de dichos años. Debe aclararse que el concepto de manipulación mental, extrañeza, y el engaño son parte integrante y prácticamente fundamental del esquema de las abducciones. Efectivamente, dentro de lo que llamaré por ahora "abductología" los pequeños seres grises que raptan gente son plenamente capaces de manipular la mente de sus victimas y de forzarlos a tener visiones de cosas absurdas que no han ocurrido. De esta manera, dentro de la hipótesis extraterrestre moderna, quienes manipulan la mente de los abducidos no solo son seres aparentemente biológicos, sino también tecnológicos, y por supuesto, son seres cuya tecnología puede fallar, y por lo tanto pueden ver sus naves estrellarse. Insito en que no puedo suscribir la "incompatibilidad" de las precisiones que hizo Guérin, con el estado actual de la ufología moderna, cuando ésta combina la teoría de abducciones con la ufología "Roswelliana". Está bien que un autor en particular no confíe en las abducciones, nadie puede obligarlo a creer en hipótesis estrafalarias, pero no se puede negar que el contexto de las abducciones viene con la extrañeza y el engaño a flor de piel.


Hacia el final del libro, uno como un lector curioso, intenta extraer la visión de Sánchez respecto del enigma OVNI. No es tarea fácil, y cada lector tendrá que formarse su propio juicio. Históricamente, Sánchez se ha manifestado en la práctica como un escéptico. Pero después de leer el libro se podría decir que Sánchez prefiere otra cosa. Prefiere que el enigma no sea resuelto, tiende a simpatizar con la para-ufología, dentro de un esquema en que el fenómeno OVNI podría ser generado por fuerzas extrañas o seres misteriosos que tienen la habilidad de engañarnos y manipular a sus anchas las experiencias de los testigos. Sánchez rechaza en forma clara y tajante la ufología de los platillos voladores estrellados y de los extraterrestres grises, y no se introduce en el ámbito de las abducciones, aunque muy posiblemente tampoco se las traga. Como dije anteriormente, Sánchez parece querer detener el tiempo en los años 80. Esto puede ser un deseo nostálgico, un deseo de perpetuar el misterio y congelar el tiempo. Mi especulación es que la noción del platillo volador estrellado resuelve el enigma OVNI de golpe y porrazo, y por eso Sánchez rechaza la ufología roswelliana. El mismo titulo del libro respalda esta noción: "la gran invasión marciana", que finalmente es una frase en cierto modo bastante añeja.


Pero volviendo a la pugna entre Hipótesis Extraterrestre versus Hipótesis Para-Ufológica, en la que Sánchez ha indagado en su libro: a mi juicio, la diferencia fundamental entre ambas hipótesis no es tanto sobre el tipo de seres que las pueblan. Dichos seres podrían ser seres biológicos extraterrestres, interdimensionales, seres de luz, o robots. El estado de la ufología actual asegura sin lugar a dudas que sean quienes sean los no identificados, y si es que existen, su intención histórica ha sido engañarnos. En el caso de la hipótesis extraterrestre, los seres que abducen personas engañan y manipulan la mente de los testigos para evitar que sus actividades "de laboratorio" sean descubiertas dentro de la confusión mental y amnesia en la que sumen a la victima. En el caso de la hipótesis para-ufológica, los no identificados engañarían a sus victimas simplemente por el mero placer de engañarlos, sin una explicación evidente o razonable, y con nula probabilidad de que los podamos descubrir. Esa es, mi juicio, la diferencia fundamental que hace más factible y razonable la hipótesis extraterrestre, al menos en el grueso de los casos.

Más finales.

Este libro tiene la belleza de tener 3 finales bastante buenos. Del primer final, el oficial, ya hablé arriba. El segundo final, es un apéndice, en el cual el autor escribe sobre el caso del "OVNI mal estacionado", el de un testigo Herbert Schirmer, y analiza tres posibles interpretaciones: (1) la extraterrestre, (2) la para-ufológica, y (3) la psicológica. De más está decir que para mi juicio, la descripción del caso corresponde de manera bastante simple a una abducción típica, incluyendo la situación recurrente en la literatura de abducciones del platillo volador estacionado a un lado del camino.

Al respecto, el autor se pregunta:


"Pero lo más significativo es el símbolo que los seres llevaban sobre el pecho: una insignia con una serpiente alada. Allí radica, en mi opinión, la clave del asunto. ¿De dónde sacó Schirmer tal símbolo?"


Después de una búsqueda en mi "base de datos", esto efectivamente aparece en la literatura de abducciones. En el libro "The Andreasson Affair" de 1979, Betty Andreason, la testigo del caso, habla de que los seres tenían un emblema en una manga, un pájaro con las alas extendidas. Por otra parte, en su libro "Secret Life", de 1992, el investigador David Jacobs generaliza la situación, indicando que algunos abducidos han declarado ver una insignia en algunos extraterrestres grises, que"es como un pájaro". En otro pasaje del libro, indica que algunos abducidos ven una insignia, que es como una serpiente, o una figura alargada.


El tercer final, el segundo apéndice, es un articulo que reflexiona sobre varios aspectos de la ufología y que apareció en un numero de la publicación chilena la Nave de los Locos, en 2010. El artículo tiene un párrafo final que es difícil de entender, no queda claro si es una declaración pesimista u optimista respecto del futuro de la ufología, pero es intrigante, y eso quizá es lo bueno.

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